lunes, 23 de abril de 2018

La fama cuesta



La fama cotiza. En los albores del mundo moderno se vio en ella el sustituto de la observancia religiosa y la aspiración de santidad, en tanto permitía un ideal de vida ceñido a un código moral sin necesidad de someterse al rigor y las renuncias que exigía la fe. Llegó en el momento justo, pues, por entonces, las indulgencias religiosas eran mercaderías cotizadas y ese fue uno de los reparos mayores de los reformistas, luteranos en particular. La virtud religiosa declinaba y, con la fama, se generalizaba la posibilidad de construir una imagen pública acorde con nuevos ideales de comportamiento: la obtención y sostenimiento del buen nombre fue, desde el otoño de la Edad Media, asunto mayor de los privilegiados hasta convertirse en una obsesión social bien reflejada en la literatura o el teatro, pero no menor para las emuladoras clases populares. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/la-fama-cuesta
  (Publicado el 22/04/2018 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Las razones del polizón")

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