Ahora que la Universidad se pone al día con el leonés, con
unos poquitos siglos de retraso, hablemos del inglés, otra lengua en peligro en
el mundo, precisamente por lo contrario. Hablemos del Black Friday y del Cyber
Monday, hablemos de shopping, hablemos de business. Hay épocas del año en que
la tele está tomada por intermedios publicitarios de la Fox, hasta que sale
Bertín. En navidades he contabilizado (en modo masoquista, lo reconozco) cuarto
de hora de anuncios seguidos sin una frase coherente en español, aunque eso sí,
sazonados de vehículos repulidos, fragantes perfumes y chavales plastificados susurrando
con desgana lemas inaudibles y memorables, herederos anodinos de cuando canturreábamos
pop y nadie (nadie) sabía una palabra de inglés. Se nos seduce por
desconocimiento.
El idioma de Theresa May tiene efectos balsámicos y vigorizantes
a la vez. Es el viagra de las frases. Hay especialistas en levantar textos insulsos
merced a un preparado de palabras en inglés con el que pretenden un aliento más
cool, más trendy, más smart. Como si invocasen númenes arcanos y sesudos. Pudiendo
hacer un break en el briefing para un brunch, para qué vamos a suspender la
sesión y hacer un taco. Qué ordinariez.
Nuestras administraciones, siempre a la vanguardia de esas
tendencias, prodigan jocosos anglicismos en eso que se llama “entes”. Hace poco
descubrí que el Ayuntamiento leonés y la Junta regional disponen de sendas
“Film Commission” (como lo leen), dedicadas a facilitar rodajes cinematográficos
y, por supuesto, castings, entre otros requerimientos operativos con atavío lingüístico
Brexiter. También me entero ahora (a veces voy rezagado) de que este cabildo
nuestro dispone de un “Convention Bureau”, negociado, despacho o departamento
que, cuando se identifica a sí mismo, aclara con un paréntesis para bisoños en
idiomas que se trata de una Oficina de Congresos. Ítem más: si se viene de
vista a esta bonita ciudad -¿de… Lion?- nuestro honorable (léase honoreibol,
que coinciden las grafías) Ayuntamiento facilitará un “Welcome Pack”, elemento para
el que otro paréntesis aclara que se trata de un manojo de folletos turísticos.
Mientras caminaba por la calle Father Island discurría sobre
lo arduo que es resistirse al idioma imperial y lo aldeanos que nos hace sentir
a veces. Pasó con latín, español, francés… Moratín lo ilustraba con sorna: “Admiróse
un portugués/ de ver que en su tierna infancia/ todos los niños en Francia/
supiesen hablar francés/ “Arte diabólica es”,/ dijo, torciendo el mostacho, /
“que para hablar en gabacho/ un fidalgo en Portugal/ llega a viejo, y lo habla
mal;/ y aquí lo parla un muchacho”. Sin embargo, que administraciones tan conjuradas
a la hora de presentar el castellano como recurso (“apostar” es el término
técnico que emplean) o velar por idiomas propios empleen términos tan
ridículos, admira a hidalgos y followers. Para este trip no necesitábamos ese
pack.
(Publicado el 3/12/2017 en La Nueva Crónica de Léon, en una serie
llamada "Las razones del polizón": https://www.lanuevacronica.com/welcome-pack)
Toda la razón, amigo LUIS
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