Año del cómputo antiguo de 2117, empleado en atención a los visitantes
foráneos. Programa de festejos sanfroilánicos y felipejuanescos en honor y por
causa de la muy loable memoria de Hermes Trimegistro y la Madre del cordero
lechal, mentores y númenes del Reino nuevo desde el decimotercer congreso de
¡Oh! cultismo “Místicos, cronísticos y sicalípticos de la margen derecha del
Bernesga”, efeméride que en su pasada edición proscribió el sistema métrico con
gran aplauso de público y halló testimonios precisos y preciosos sobre la
planitud de la parte del planeta Tierra que ocupa el alfoz de la ciudad. “Ya se
darán cuenta los demás, ya” declaró en el recordado discurso de clausura la
autoridad municipal.
Durante jornadas sin morigeración, León celebrará, emancipado
y gozoso como suele, su ecumenismo gastronómico con profusión de mondongo y
ristras de ajo sobrantes de la consecución catorce veces consecutivas del
título de Capital gastronómica y astronómica, con plétora de estrellas michelín
y de las otras. Tendrá lugar en el palacio de Congresos, rebautizado León pamema, marco inmarcesible y de
diseño refinado para tenderetes y tragantonas de varia condición.
Ítem más: en la plaza de San Isidoro, rebautizada como de
Sir Galahad tras conocerse que tal paladín era natural de Murias de Rechivaldo,
se celebra el centenario y pico (las precisiones matemáticas fueron declaradas
impías) de la revelación griálica, o, en mejores palabras de nuestros próceres
que a la sazón citamos con fervor: “de cómo una copa tenida por joya medieval
devino en divino contenedor de vino, en épocas y égidas de la muy digna cronífera
de altas y copetudas Atalayas, halladora magna, madre de copones”. Habrá certámenes
de arrojamiento de lanzas sagradas hacia costado de recalcitrantes y de
fregoteo de sacra vajilla, patrocinado por conocida marca de detergente.
Al atardecer, en el homenaje al superhéroe leonés Calleja
del Carpio, tendrán escenario en los descampados que lindan con el demolido capitolio
de la pérfida Junta los fuegos de artificio que este año consistirán, como en
pasados, en la quema de farautes y gentes de mal agüero, en efigie (salvo
voluntarios). Las noches serán nuevamente amenizadas por la orquesta
Perspectiva, cuya recaudación se destinará en favor de los expósitos del
madrileño barrio de Salamanca. Habrá juras de bandera y sorbetes de butano para
los más fogosos. Talleres de espatulomancia, litomancia, postluciferismo,
auspicio del vuelo de drones y exégesis de la tos ferina se impartirán
gratuitamente en los carriles para bicicletas destinados a uso peatonal. Los
populares carros serán engalanados, según secular tradición acuñada el pasado
junio en algún barrio extramuros, con copia compulsada de las crónicas de la
cábala que han demostrado la continencia de la virgen de Fátima más allá de
toda duda razonable. Esto es León, bienvenidos a la sebe del misterio.
(Publicado el 22/10/2017 en La Nueva Crónica de Léon, en una serie
llamada "Las razones del polizón": https://www.lanuevacronica.com/presagios-viejunos )
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