Cuando ya no importe. En ese inútil momento tendemos a
arreglar los problemas o lamentarnos de nuestra falta de comprensión o reacción
ante ellos; entonces es cuando procuramos enmendarnos, cuando ya no importa.
Pero ya no importa, ya no hay remedio. Que se lo digan a Galileo, a Wilde, a
Turing, a tantos… O acaso aplíquenlo a esas fotos urbanas antiguas que tanto
nos gusta escudriñar y en las que tanto lamento baldío vertemos, que solo
sirven para decorar bares típicos y algún mustio libro de estampitas y cartoné.
Así, cuando el de este alcalde y sus concejales apenas sean parte
de un mero listado de nombres en una retahíla de pretendidos próceres desprovista
de otra personalidad que no sea algún cuadro mediocre o mediocres fotos de actos
oficiales iguales a otros actos oficiales; cuando sus acciones y méritos sean borrosas
salvo para algún cronista local con ínfulas de saberlo todo de tan misérrima
porción de la historia, cuando ya no importe… Se recordará que hubo un gobierno
de esta ciudad que acabó con uno de sus últimos rasgos de autenticidad, que
liquidó, con métodos ramplones y rutinarios, uno de los rasgos postreros que
hacía de León un lugar distinto. Como aquel barrio de Santa Ana, como la plaza
e iglesia de San Salvador del Nido o la Puerta del Obispo, tanto solar
desventrado y edificación vulgar, tanta mediana y medianería…
Sin pretenderlo, algunos leoneses prestaron sus lápidas
mortuorias para que otros caminaran por ciertos rincones especiales de su
ciudad. Las orillas únicas, artesanales e insustituibles de la plaza del Grano están
siendo reventadas con martillos neumáticos para cambiarlas por el anodino
estándar al uso en los nuevos cascos
históricos. Por eso, cuando el tiempo haya borrado el recuerdo de los
responsables y solo quede de ellos una memoria acartonada y pretenciosa,
equiparable a tantas otras, las consecuencias de sus decisiones aún los
retratarán. Y la ciudad hablará de ellos. Y de todos nosotros. Cuando ya no
importe.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 4/5/2017)
Siento lo de los comentarios, pero aun estando de acuerdo, no los publico si son anónimos, si no van firmados. Un saludo.
ResponderEliminarRecuerdo que hace muchos años participé en una "hacendera", visibles y felices sus resultados todavía hoy y recuerdo también los gritos después del funcionario técnico por que no se respetaban no sé que formalidades. Se perdió la oportunidad aquí mismo, al lado nuestro, de haber hecho algo diferente en nuestra Plaza de Grano. Yo hubiera participado.
ResponderEliminarJosé Luis Anta