domingo, 5 de marzo de 2017

Contexto



 
La comunicación es contexto. Empezamos esta semana con una charanga de carnaval: “los niños tienen pene, las niñas tienen vulva”, digna letrilla de uno de esos reguetones machistas que se escuchan en las verbenas rurales. El bluf del autobús. Denuncian los fletadores del carruaje feriante que su requisa atenta contra la libertad de expresión. Casi a un tiempo, se enfadan los obispos con una guasa del carnaval canario con iconografía cristiana. Cada cosa en su sitio, señores de la mitra: si mandan su guagua a la comparsa, lo mismo no se lo embargan, aunque gracia no tenga ninguna. El contexto. Y luego está el léxico: que en principio era el verbo es cierto en todas las creencias. A los bocazas de “Hazte oír” se les llama ultracatólicos, pero deberían ser integristas o catolicistas, si les aplicamos el rasero calificativo de otras religiones. No distinguimos las cosas y entre eufemismos y corrección política se nos escurren las certezas.
Otro caso llamativo: durante el breve período en que pareció iba a ser depuesto, Bashar al Asad era el dictador sirio. Ahora que hemos sepultado a los rebeldes demócratas en los cimientos de la “estabilidad de la región” junto a los del Daesh, al Asad vuelve a ser en todos los noticieros el “presidente” sirio. Gasee a quien gasee. Cambia el contexto, cambia el lenguaje. Ítem más: en buen rigor, Trump es un fascista. Con pocos  matices. Que haya sido elegido democráticamente no desmiente el enunciado, como se sabe. La imagen del fascismo que nos viene a la mente suele apuntar hacia sus excesos conclusivos, apocalipsis de hecatombes y crueldad. Pero eso sería como juzgar el pensamiento comunista por el gulag (hay quien lo hace). Las armaduras ideológicas básicas del fascismo, con un escaso aggiornamento pese al tiempo transcurrido, se acomodan plácidamente en el fondo, formas y arengas del presidente gringo. O de Le Pen y sus etcéteras de aquí. El lenguaje limpia, fija, da esplendor: aclara las cosas. Contexto aparte.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 4/3/2017)

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