domingo, 5 de febrero de 2017

Reality





A vueltas con Trump. Qué pesadilla de personaje: desayuno, merienda y cena para rato. Como excusa conste que estará emocionado con el cargo, e hiperactivo. Como un mono con dos hachas. Como dicen por ahí, para un político que cumple sus promesas, tenía que ser este. Sobre los porqués de ese protagonismo y nuestra consiguiente obsesión (aparte los evidentes) se me ocurre que quizás se deban a que don Donald es un acto fallido freudiano de libro: nos revela aunque lo neguemos. Nos pone frente al espejo de manera descarnada, sin afeites ni pose, a traición. En ese instante del aseo personal en que, sin querer, nos vemos reflejados involuntariamente y decimos: no somos nosotros. Pero sí lo somos.
Actuamos como Trump, pero ni lo reconocemos, ni nos gusta. Él levanta muros, nosotros también. No cerramos fronteras pero pagamos a Turquía para que contenga a sirios y a troyanos. No somos proteccionistas, pero subvencionamos nuestros productos para que países de ese tercer mundo al que queremos tanto sigan siendo pobres... Hasta el tupé nos molesta, pero en cualquier lugar de la red social y hay más maquillaje y peluquería que chicha. Como suele, el fantoche nos retrata mal que nos pese. Hasta su chusca puesta en escena, esa manera de firmar y enseñar la pieza cobrada a cámara ante el aplauso de sus monaguillos. Ese “you‘re fired” sin contemplaciones a la fiscal que le ha rebatido, que solía ser su frase estrella en su show televisivo… Es la versión original de esos programas que nadie reconoce ver pero que ahí siguen, como si los viéramos. El reality hecho realidad.
Sucede, simplemente, que Trump descubre la auténtica naturaleza de nuestra doblez: sus groserías visualizan la desnudez de los súbditos del emperador. Como indica su apellido, triunfa porque lleva el palo ganador, el que solemos disimular hasta la jugada decisiva, para prevalecer. Aquello de Marx sobre la historia que se repite como farsa, sirve a medias. Lo vamos a pasar de miedo. Literalmente.
(Publicado en La Nueva Crónica de Léon, el 4/2/2017)

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