jueves, 5 de enero de 2017

Posverdad




Acabamos este año más perplejos y desorientados de lo que lo comenzamos, aquel uno de enero como el de mañana. Un año repleto de confusión y decepciones las más de las veces. Aunque aquí entre las palabras del año quizás triunfe cuñadismo, el Diccionario Oxford ha acuñado el término Posverdad -post-truth- para referirse a acontecimientos que supuestamente han traicionado el sentido común y racional de la realidad con respuestas tan inesperadas como inexplicables. Del referéndum sobre las FARC al constitucional italiano, pasando por el Brexit o el triunfo de Trump, las sociedades occidentales parecen empeñadas en llevar la contraria a las previsiones de la lógica, de cierta y usual lógica que se ha revelado como un trasto viejo. Decisiones entrañables, esto es, surgidas de las entrañas, más viscerales que argumentadas, más emotivas que objetivas, se han impuesto sin contemplaciones. Del desencanto ante las políticas tradicionales, inútiles e impotentes contra los poderes fácticos, surgen políticos que, aprovechándose del sistema, despliegan ante nuestros ojos un capote rojo henchido de aquello que queremos ver y que suele ser aire. Todos conocemos tipos de esa ralea, en Nueva York o en Ponferrada. Su lógica es evidente, pero la trampa, aunque se perciba, atrae con la fuerza de un atavismo, con la fe desesperada que ponemos en toda desesperanza. A ello contribuyen medios de comunicación partidistas, y la difusión en redes sociales de medias verdades, simplicidades y patrañas que solo alientan turbios intereses “posverificables”.
Sin embargo, prescindir de la razón, de los argumentos, es solamente embestir. Que no encontremos explicaciones a las victorias de una aparente sinrazón no pone en tela de juicio esa razón, sino nuestra capacidad para dar con ellas. Estar a la altura de este reto marcará los futuros doce meses y los años venideros, en que la verdad seguirá siendo un asunto a debatir, pero no un asunto pospuesto, sustituido o caduco. Feliz año.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 31/12/2016)

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