domingo, 23 de octubre de 2016

Hamlet



 
No ha habido mejor homenaje hispano al centenario shakespeariano que el drama del partido socialista: puro Hamlet. Todo comenzó con el padre muerto (Felipe González) apareciéndose espectralmente, reprochando a su heredero una secreta felonía. Tal aparición desencadenó la tragedia, resuelta en pocas y estremecidas jornadas. Mientras la reina madre (Susana Díaz), desde su tálamo mancillado por tanto ERE, templa y manda, deseosa de legitimarse a sí misma gracias a un usurpador; las dudas del joven príncipe, su tortuosa inacción y errático discurso, fueron los titubeos de todo el partido, desgarrado entre hacer y no hacer, que es la forma del ser o no ser en la tragedia danesa. Algo huele a podrido en Ferraz, por supuesto. Y la representación del comité federal puso en escena, literal y metafórica, ante toda la Corte y espectadores cuanto había sido urdido a escondidas días atrás, señalando a propios y extraños el alcance de la traición. Detrás de una cortina, donde se dispuso una urna, es muerto Polonio, haciendo de Hamlet un asesino por error. Rosencrantz y Guildenstern ya no pueden seguirle más. Ofelia se ahoga, confusa. Hasta Yorick, el antaño bufón (Iceta), acaba por mudarse en personaje crucial, eje de la trama, símbolo a su pesar, de trascendencia.
Todos sabemos cómo concluye Hamlet: muere hasta el apuntador, cosa muy del gusto del bardo del Avon. Aunque quizás también quepa imaginar un PSOE menos brumoso y nórdico, menos calamitoso y tremendista, leído en forma de sosegadas andancias por esos anchurosos campos manchegos abrasados de sol y polvo que fueran escenario principal de la obra del también centenario manco (tan disminuido en honras frente al alevoso, por simultáneo, inglés). En ese paisaje más nuestro y más alegórico, aún no estamos seguros de si los socialistas acometerán, tal vez vanamente, contra los molinos, como su hidalguía demanda, o se acomodarán a horcajadas en su rucio denunciando a voz en pecho la locura que tal empeño sería.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 22/10/2016)

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