domingo, 8 de mayo de 2016

Conticinio



 
Hay un regusto a cosa perdida y recobrada en dar con nuevas palabras, sobre todo si nos brindan una exactitud de cirujano para nombrar algo que mencionábamos con un merodeo verbal. Conticinio. Según el diccionario solo tiene una acepción, delicada, precisa y sobrada de explicaciones: el lapso de la noche en que todo está en silencio. Todos lo conocemos. Es aquella hora terrible para los enfermos y los insomnes, aquella en que todo cambia para los primeros, en un sentido o en otro, aquella en que todo se detiene para los segundos, en todos los sentidos. La palabra sirvió para el obligado mutismo de las noches castrenses; el momento lo elegían los maleantes para sus fechorías y los amantes secretos para sus citas, lo prefieren los fantasmas que llevamos dentro y es justo el tiempo que transcurre entre el ladrido desesperado de los perros cuando algún gato corteja la oscuridad y el canto perturbado de los pájaros que se disputan las primeras luces. En medio de esa afligida serenidad, el día se pliega sobre sí mismo y se barrunta el giro del orbe sobre sus goznes corroídos.
Y, sin embargo, pese a tratarse de una hora inadvertida y, de tan tenue, apenas gustada, quizás sea una de las esenciales. Algunos instantes se le asemejan: el mutismo repentino e inexplicable en medio de una conversación animada, la turbadora paz que antecede a la tormenta, la parte primordial de algunos ritos… Pero en general, afeamos el silencio constantemente con catervas de ruidos, voces y melodías reproducidas por aparatos que lo mancillan en un puro aturdimiento. Aborrecemos la calma como si fuera sinónimo del aburrimiento al que hemos convertido en enemigo a batir, ignorando su función de contraste, su fertilidad intrínseca. Irrumpimos en los lugares sosegados para colmarlos de nuestra presencia en lugar de dejarnos invadir por su quietud y su templanza. Conticinio; la hora en que el mundo descansa de nuestra agobiante presencia, la hora en que volvemos a ser parte de él.
(Publicado en La Nueva Crónica de Léon, el 7/5/2016) 


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