domingo, 12 de julio de 2015

Redes

El juego de palabras es tan antiguo como las propias palabras: nos enredamos en las redes. Redes sociales, las llaman, pero en el fondo son una nueva manera de relacionarse que no estamos seguros desmantele la sociedad tal como la conocemos para tejer otra quién sabe si con el nudo algo más prieto, con la trama más fina.
Las redes conforman un mundo propio, a imagen y semejanza del que querríamos fuera nuestro mundo, una burbuja de seres que piensan como nosotros y nos ofrecen su lenitiva aquiescencia, su asentimiento y aplauso a todo cuanto colgamos de ese tendedero, una celebración de la cotidianidad, una fiesta perpetua de bonhomía y felicidad, plena de mentideros. Fotos, comentarios, sonrisas y lágrimas, enlaces con noticias, chistes y música,  burlas y disidencias de salón levantan a nuestro alrededor una feria de vanidades en las que somos los amos con el poder de un solo clic: elimino, añado, me gusta o no, sigo, me siguen…

Y Twitter, ese festival del latigazo ingenioso, del nervio en la escritura. Hace unos años se puso de moda Baltasar Gracián entre los brokers gracias a una edición que, en escasas páginas, entresacaba sus aforismos y más agudas sentencias. Pero Gracián sobre todo era un escritor de fondo. Sus obras, gruesos volúmenes donde tales máximas ocupan un lugar en un río caudaloso de prosa urbanizada y lenta. Las frases de Gracián no eran Gracián, como no son Cervantes tantas citas (verídicas o apócrifas) de las que tiramos a la menor ocasión. No se puede ser ocurrente siempre. Es más, está empezando a suceder que lo más ocurrente es callarse. Que se lo digan al concejal madrileño Zapata, lapidado públicamente por una estupidez infamante de hace años: una docena de palabras han pesado más que décadas de activismo social. Hay quién triunfa al revés: una frase oportuna disimula años de ignominia pública. El mundo es injusto, pero si lo resumimos en una frase, como hace un epitafio con una vida entera, la conclusión es aún más injusta.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 11/7/2015) 

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