domingo, 24 de mayo de 2015

Elegir



 
Llegó el día, y es mañana. Se cancelan los cabreos de bar, las diatribas de salón y los panfletos de columnista, se pospone la indignación y el escarnio, la mofa y la indiferencia, se aplaza el gemebundo rodar de los días de impotencia y cólera. Mañana comienza todo, una vez más.
El tiempo circular de fenómenos naturales, ciclos y estaciones que regía la vida de las comunidades tradicionales con iterativa monotonía se recrea en las sociedades avanzadas y democráticas gracias a un ¿eterno? retorno que reconstruye sus ánimos y revitaliza energías, colma relatos, cierra balances y da comienzo a cuentas nuevas: por un momento el vértigo lineal del tiempo se pliega sobre sí mismo y se restañan voluntades y esperanzas.
Y aprovecharlo es obligado, categórico. Porque la suspicacia y el cinismo juegan con quienes se aprovechan de nuestro futuro, el apartamiento alienta despotismos que acabarán por alcanzarnos; porque pese a tanta justa ira y tanto decente desapego sigue habiendo demasiados motivos para votar. Miren a su alrededor y seguro que los encuentran. Ideas o personas, para que estén o para que no estén; una simpatía, una aversión, una convicción o una humilde simpatía. Así que vayan y voten, no se queden en casa. Voten con la cabeza, considerando quiénes les ofrecen más ilusión, más confianza, quiénes creen ustedes que están ahí para luchar por los intereses de todos, por causas nobles con actitudes y comportamientos nobles, más allá de fotos multitudinarias, falsas sonrisas, bombos y otros platillos… Y voten también con el corazón, con esa parte de razón que no puede encerrarse en palabras. Por primera vez en muchos años, hay gente muy nueva y nombres muy nuevos en esas listas. Por primera vez hay brillo en los ojos de gente joven que antes miraba hacia otro lado, en gente anciana que antes bajaba la vista, en gente que no tenía más remedio que cerrar los ojos, abochornada. Hay muchas opciones, así que empiece a quejarse el lunes; pero mañana, vote.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 23/5/2015)

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