lunes, 4 de mayo de 2015

Bulo





Muchas reliquias de la Edad Media hoy provocan chistes: la cabeza de san Juan Bautista niño, por ejemplo. Aunque algunas son delirantemente “reales”, como el estornudo del Espíritu santo que conserva una ampolla de vidrio en el Vaticano. La credibilidad que tuvieron, testimonia una fe que sin duda las necesitaba, pero que acabaron por dinamitar caricaturas como la de Chaucer en el cuento del bulero, o la acerada crítica de Erasmo. Aquella ansia de sagrado es la razón por la que existe madera de la cruz para tender un transiberiano o multitud de “griales”. El del Cebreiro, que además es emblema de Galicia, era el más cercano… hasta la fecha. Todos ellos nacen de leyendas y del ansia de protección encarnada en objetos, durante una época terrible y menesterosa. Eso explica también las habituales disputas, muchas veces con jugosas y poco edificantes anécdotas, entre santuarios, con robos, suplantaciones y falsificaciones a la orden del día. En ese contexto, los musulmanes, dueños a la sazón de Tierra Santa, se beneficiaron de su posición para emprender lucrativos trueques y comercios con estas supercherías cuyo halo exótico las hacía aún más creíbles.
Dicho esto, que se hayan encontrado documentos que acrediten que uno de estos cambalaches haya seducido a la corte medieval leonesa, no deja de tener interés histórico para la investigación de un fenómeno por lo demás, conocido. De ahí al artificio mediático que se ha montado en pleno siglo XXI, ya no hay justificación. Así que vamos a ver si nos entendemos: el Grial no existe. Es un objeto de ficción, un mito, una patraña medieval. Una patraña que, alentada por cierta prensa local, pretende ahora utilizar un partido político para estimular su campaña. Muy medieval todo. Y para quienes, aún a sabiendas del bulo, insisten en defender su promoción por si trae turismo y, con él, beneficio económico, sólo puedo decir que tal cosa tiene un nombre: un engaño destinado a obtener lucro se llama, pura y llanamente, estafa.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 2/5/2015)


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