domingo, 29 de marzo de 2015

Casas



 
La pasada semana el interino presidente de la Diputación inauguraba una Casa de cultura en Quintana del Marco, un pequeño municipio del sur de León, de más o menos medio millar de pobladores. Ha costado 275.000 euros. Entre otras “salas multifuncionales” (sic) cuenta con un salón de actos para casi dos centenares de asistentes. A unos cientos de metros, las tierras de labor esconden una de las más ricas y acreditadas villas romanas de la Meseta hispana. No se ha invertido un euro (ni peseta alguna) en investigarla o recuperarla.
En León, una ciudad con ciento cincuenta mil habitantes, hay un auditorio de primer nivel con una programación escasa y languideciente las más de las veces, un teatro histórico cerrado y un “trianón” ruinoso. En una de sus barriadas se levanta un descomunal y carísimo Palacio de Congresos ejecutado por un prestigioso arquitecto. Mientras, el ayuntamiento recorta servicios y enjuga deuda, tapa restos arqueológicos y entierra proyectos culturales.
Al tiempo, gran parte de los movimientos culturales de esta ciudad y de esta provincia, muchos y crecientes, compuestos por gente que, con mejor o peor tino y acierto se empeñan en ofrecer, las más de las veces gratis et amore, propuestas casi semanales a los ciudadanos (poesía, música, pintura, cine…), se buscan la vida en bares, plazas, calles y recintos varios sin que los poderes públicos hagan nada por ofrecerse a ellos, a su entusiasmo sin límite, con la excusa de una crisis económica que, como en otros terrenos, parece únicamente llamada a depauperar a los de siempre.
La Ciudad de las artes y las ciencias de Valencia alza sus fotogénicos bibelots a poca distancia del amenazado barrio de pescadores del Cabañal. La Ciudad de la cultura de Santiago eleva sus ostentosos y huecos farallones a pocos kilómetros de donde está la auténtica ciudad de la cultura, llamada Santiago de Compostela desde la Edad Media. Etcétera. No aprendemos.
No sé si cultura, pero casas de cultura sí tenemos.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 28/3/2015)

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