domingo, 30 de noviembre de 2014

Idolatrías



 
Hace poco, arqueólogos alemanes excavando en Turquía han hallado la representación de un antiguo dios cuya existencia era desconocida hasta la fecha. Ni siquiera se sabe su nombre, sólo el aspecto que tenía para el artista que lo representó en un bajorrelieve de hace dos mil años, surgiendo del cáliz de una planta con el ímpetu de una divinidad seguramente dedicada a la fertilidad agraria, asociada por los romanos al panteón latino a través de una de las personificaciones de Júpiter.
Los dioses nacen y mueren. Los dioses son la representación con atributos humanos o naturales de una serie de ideas y fuerzas que no alcanzamos (o no alcanzábamos) a comprender de otra forma. Que no éramos capaces de sobrellevar, por miedo o por pereza. Los dioses amparan nuestra fragilidad y nos ofrecen explicaciones sencillas para un mundo enmarañado. Esa es su ventaja, y ahí residen sus peligros; en tal simplicidad.
A buen seguro que los creyentes y fieles de ese poderoso numen oriental jamás llegaron a imaginar que pasados tan solo unos cientos de años, el objeto y sujeto de sus plegarias y anhelos sería sepultado en la ignorancia más negra. Un silencio que prosigue y le ha convertido en mera curiosidad ante la fortuita pala de un excavador universitario europeo. Sic transit gloria mundi. Pero no aprendemos. Dos mil años después, seguimos dándonos de bofetadas a propósito de cuál de esas criaturas fruto de nuestra frágil y acomodaticia condición humana merece más consideración y honores. Respeto y amparo que escamoteamos a la gente para ofrecérselos a un idolillo simbólico que acabará por ser el polvoriento botín de unos arqueólogos del futuro. Y lo mismo cabe decir con todas y cada una de las quimeras en que refugiamos nuestro recelo a enfrentarnos con las circunstancias, sean banderas, mitos, ritos, o cualquier clase de espantajo bien agitado ante los ojos de los demás, que tanto monta. Seguimos sin admitir la efímera y patética condición del poderoso Ozymandias.
(Publicado en La Nueva Crónica de León el 29/11/2014)

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