domingo, 7 de septiembre de 2014

Vanidad




Querido amigo: Días atrás, entre cervezas, discutíamos sobre el impulso que arrastra mis columnas (y las de tantos otros) hasta aquí. Pecuniario no, pues no me pagan. Así que, concluías, era vanidad, pura y simple y vana gloria. Sólo así, razonabas, cabía entender su esmero (la de cal), aunque encaminado a la busca de un reconocimiento, una presencia social, una presunción, al fin, por modesta o legítima que sea (la de arena). Cosa que cuestionabas. No en sí misma, sino por un comprensible instinto gremial y de defensa del trabajo retribuido…Razón no te falta. Pero, por supuesto, yo me defendía. A nadie le gusta ser tildado de vanidoso, aunque tener vanidad no lo sea. Pero discutíamos entre cervezas y no hay nada mejor. Argumentaba que escribir me agrada, pero que, por desgracia, carezco de disciplina para obligarme a no ser que me imponga un compromiso como éste, que además me da plena libertad de opinión. Y también quiero pensar que comparto con amigos un nuevo medio aún por arraigar. Argumentos prácticos y nobles, pero… vanidad al fin, sentencias.
Y declaro que soy consciente de dónde me esfuerzo, de que los medios dicen su verdad, la que responde a sus empresas e intereses, a veces tan miserables (apartamos, por esta vez, una más, la crítica a la profesión que tú ejerces). Y que lo soy de la limitadísima difusión de un periódico que aún recurre únicamente al papel. De los minoritarios lectores que llegan a estas frases y de los apenas un puñado que, en el mejor de los casos, sienten interés para acabarlas antes de terminarse el café. Sé de la mutación de la prensa y de sus encrucijadas, de sus renuncias para sobrevivir, de cómo amarillean y de las trincheras que, pese a todo, os adornan. Sé algunas cosas e ignoro infinidad. Y aún así, escribo esta, querido amigo, mi columna más vanidosa, y emano esta ridícula, precaria pizca de vanidad que, como una pompa de jabón, en el instante en que llegue esta frase final, ¡puf!, se esfuma. In ictu oculi.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 6/9/2014)

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