domingo, 20 de julio de 2014

Parrafada



 
Desde los textos pretendidamente literarios a la salmodia administrativa, existe un humilde elemento codiciable cual botín furtivo, sea uno consciente o no de ese empeño, que contiene en su modestia gráfica la esencia de toda escritura, atesora el ritmo, la respiración y el latido y, al fin, gobierna las pequeñas cadencias del lenguaje, la sustancia que tonifica aquellos parlamentos que de inmediato reconocemos como dotados de alma, de esa sensación a veces tan inefable que embarga la lectura de un sólo párrafo y hace temblar cierta ilocalizada fibra en nosotros, un pálpito, como un instinto arácnido, indicador de lo auténticamente digno de ser releído aunque no seamos capaces de identificar su misterio, pues tal vez se trate, según sospechamos, de uno que no atañe a las palabras, a veces tan vulgares como las que usamos todos los días sin escogerlas, ni reside en una sintaxis corriente, en absoluto propensa a estructuras ocultas o ingenierías verbales, ni en conceptos arcanos o delicados con los que el autor se hubiera deleitado en sorprendernos o en revelarnos misterios sibilinos, y a la postre acabamos por barruntar que pudiera tratarse de una manera de caminar por las palabras, de taconear fuerte y resolutivamente como ahora está de moda, haciendo gala  de locuciones cortas y secas como disparos, como timbales de una melodía sincopada, o según la añeja fórmula de un tempo lento, por momentos maestoso, vertiendo en cada frase un largo caudal de términos e ideas, o quizás una sola pero adornada de muy diversas secuelas y revueltas para dejarla guarnecida y en camino hacia una posteridad incierta que sabemos falsa, ya que en ambos casos nos percatamos de que ese norte, brújula, desembocadura y manantial a un tiempo, guardián del espíritu de un discurso y pauta general del estilo, el tono y la forma, clave de su gracia, se cifra en la infinita modestia y sencillez de ese lugar al que deben llegar consumidos ya mis dos mil caracteres, o sea, este punto.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 19/7/2014)

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