domingo, 8 de junio de 2014

Casta




Con furia reaccionan algunos lacayos de la “casta”, calificativo que el líder de Podemos aplica con asiduidad al establishment político y económico del país. Como si fuera concepto y nombre nuevos. Casta. Toda la vida hubo castas, pero precisamente un sistema democrático y social está llamado a diluir sus límites, a cuartear su estanqueidad mediante el aprecio de los más capaces, independientemente de su extracción social, y la protección de los menos favorecidos. Un país en que cada cual tenga oportunidad y un lugar en el mundo: un país del que sentirse orgulloso ciudadano. Ese era el camino, pero la balanza empezó a desequilibrarse hacia los de siempre, alojados bajo la estructura caciquil y nepotista de los partidos políticos y sus camarillas, aliados a la vieja oligarquía del dinero, la misma que lleva gobernando desde que mataron a Viriato. La casta. Esos tipos que, ganen o pierdan elecciones, ahí siguen, imperturbables. Que se aferran a cargos y prebendas a golpe de riñón y de codazos. Que, sin oficio ni aptitud, se alzan con canonjías y las exhiben, impúdicos e irresponsables. Que ni se inmutan cuando oyen lo de casta, porque creen que lo son, de forma natural y meridiana. La finca es suya y hacen lo que les da la real gana. Para el debate están sus palafreneros. Esos que ahora esgrimen la Constitución como si fueran los Principios fundamentales del Movimiento, algo sacrosanto y descendido de los cielos en brazos de la diosa Transición. O como un pimiento del Padrón, que unas veces se cumple y otras no (derecho al trabajo, a la vivienda…). Esta generación no es aquella, señores, y no reverencia pactos que no firmó o votó; los cuestiona y, llegado el caso, los redacta de nuevo. Se llama progreso.
Y ahora se va el Borbón que venía en aquel lote. Una autoridad cuyos privilegios de sangre se heredan y transmiten indefectiblemente. Algo que ni es democrático, ni lógico, ni nada. Pero... un Borbón sale y otro entra; sin más. Porque de casta le viene.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 7/6/2014)

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