sábado, 31 de mayo de 2014

Confianza




Han perdido las elecciones, aunque lo disimulen exhibiendo un triunfo que ni ellos mismo se creen, más que pírrico, ridículamente inútil; y algunos bajen los ojos y se aferren en silencio al butacón. No se dan por aludidos, se diría que no va con ellos. Nos piden el voto fingiendo mimarnos esos días en que estamos “llamados” a las urnas, recordándonos que participemos en el sistema que nos garantiza derechos inalienables como si fueran ellos quienes los garantizan, sin acordarse de que somos nosotros, todos nosotros, quienes los hacemos posibles y les encomendamos a ellos su custodia. Soslayan que si ni siquiera votamos la mitad de nosotros, están fracasando estrepitosamente y deberían irse. Aún así, se pasman cuando contemplan su descalabro sin entender que exista más diversidad que la que cabe en su cada vez más angosta y rancia perspectiva de aparatos destinados a la disputa de miserables partículas de poder. Y se preguntan qué misterio se oculta tras ese fracaso.
Buscan líderes. Tipos bien parecidos con la mandíbula apretada, mujeres decididas con semblante templado, como mirando a un horizonte que los demás no distinguiremos salvo reflejado en sus ojos duros, de esmalte. Buscan dirigentes con eso que llaman carisma, un resorte acomplejado de quienes creen que alguien puede ser más que alguien aunque no haga más que los demás; una manera de denominar a la victoria en un ámbito de la vida más ceñido de lo normal a las veleidades de la diosa fortuna. Buscan líderes férreos capaces de aplastar al adversario con la mera exhibición de su aplomo y un verbo lapidario y capcioso. ¿Quién podrá ser ese elegido de los dioses que los hombres elegirán? ¿Cuál es el ingrediente con que deberá contar?
Y de repente se nos muere Alberto, Albertón. Y nos damos cuenta de que nos ha hecho un último servicio, pues esas cuestiones parecen respondidas. Falta alguien a quien confiar nuestro voto, nuestra voluntad en democracia. Falta alguien de confianza. Como Alberto.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 31/5/2014)

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